Poesías

Ellos


                                                                                                       A Johnny Cash y June Carter

Si podés entender la cabeza de una mujer…
Si podes saber
qué no es
que no es
solo coger mejor.
Es distinto.

Que haya algo parecido…
la ternura que nos enseña
la conciencia que nos despierta
la verdad que nos reclama
la paciencia.

Que te llames por tu nombre
yo por el mío
ellos por el nuestro
y a veces nos confundan

Tu sonrisa reveladora
esa mirada
algo de tu miedo,
tu llanto.
Tu desvelo, tu olor
tu frase por la mitad
tu involuntario olvido
tu anhelo.

Qué querés dejarles
qué se te va de las manos
qué no podés olvidarte
dónde aprendiste
dónde andabas
cuando perdiste ese zapato…
Y ahí está el otro
tomando café con nosotros
¿qué me mirás así?
No digas nada.
Me da risa…
Me dan ganas de abrazarte
Nos equivocamos mucho
y acertamos.

Acá estamos.
Vos en mis ojos,
yo en tu mirada,
el futuro en nuestras manos.

Y si no estás…
que el mundo
que tu alma
me lo reclamen.

Sobre todo
                                                                                                      
... y descubrir que el cielo
no es la amenaza

ni el presagio de la lluvia

que vendrá a desafiar el equilibrio


la lluvia no como un destino cíclico

que estraga, barre y limpia

dando la apariencia de una nueva claridad


descubrir que el cielo, la lluvia y nosotros

somos iguales

tenemos momentos

imperfección, residuos,

ganas de caernos al piso

de empezar nuevamente

reírnos, aclarar


podemos dejar que se queden la lluvia y el cielo

sin temor a perder el equilibrio

a perdernos

                   en el equilibrio de acomodar tantas cosas

a perdernos

                   tantas cosas: como la lluvia y el cielo


ahora podríamos saltar un poco o contarnos un secreto

sacarnos tanta ropa sobre todo

aliviarnos, reinos

cuando llueva abrazarnos mucho

y después cantar 
                               anticipar la tormenta

que nos hará más fuertes y uno



Breve historia de Japón


Homenaje a Yasunari Kawabata


Había un color rosado

flotando en los cielos de Kyoto

de las flores de cerezos que podía ver

quien percibía el mundo silente y minúsculo de la belleza.


había un escritor, había una vez

que el tiempo parecía detenido.

era, casi, la única salida del progreso

un anciano que fumaba y escribía y escribía

porque recordaba algo: el secreto del antiguo Japón

mientras el siglo XX ocurría.


Cayeron primero las bombas

y cayó, después, Japón bajo el silencio.

calló Japón. Ante el avance de las luces de neón

coloradas que taparon ese cielo de cerezos;

y Occidente derramaba sus avances por el mundo.


Ahora Kyoto, Tokio, Quito, Kentucky parecen un mismo sitio;

el alma del anciano está guardado en pocos libros

y mora en un extraño cielo desde donde

se ve todo

tanta gente junta y sola 

Quedándote. Oyéndote


Homenaje a Luis Alberto Spinetta

No soy tu fan pero, ¿sabés? No importa.
Hay algo que está más allá. Cerca del cielo.
Presiento que no hacía falta que “te siguiéramos”. Vos nos encontrabas.
Como nos encuentra Dios. Cuando al tipo se le canta. Cuando quiere.

Tu poesía nos buscaba. Así, crecíamos.
Sin entender, por supuesto...
cómo alguien puede ser tan hermosamente incoherente
de decir “árbol-hoja-salto-luz-aproximación”, así: todo junto
Volábamos.
Como si nos fumáramos un porro de poesía.
Como si la vida fuese solamente hermosa, perfecta.
Un puente o una cuna o un secreto.

cómo podías andar por la vida como si no te pesara nada
Como si todo se te hubiera dado
junto a la sabiduría.

Hicimos el amor con vos,
aprendimos a ver
de otra forma
la tierra.

Escuchándote, sentimos que volaba algo. No sé qué.
Tal vez vos… o nosotros.
Eso que nunca sabremos.
Pero conocimos el cielo.

Y ahora que te vas a ese lugar
desde el cual viniste
como un misterio

Sobrevivirá tu ángel
en los orígenes de tantas otras obras que inspiraste.

Sobrevivirá tu voz
contra la miserabilidad del mundo, contra el cinismo
ante las imágenes que intenten convencernos
de que la belleza se ha acabado

Sobrevivirá tu música
en los cantos a nuestros hijos
y en los cuentos que les contemos,
habrá gente que volaba y soplaba
secretos con forma de música.

“Si no canto lo que siento me voy a morir por dentro”.
Entonces cantá, Flaco. Siempre.
Adentro nuestro.
Y quedate acá.


campo

“Aunque avance en esta calle el destino no vendrá.
Aunque el tiempo sea eterno, ya no puedo esperar más.
Cuando vuelvo del olvido no tengo a dónde ir
Cuando sueño con las cosas que perdí muero en mí”.
Tristeza, Mostruo!


“De todo lo que compone al hombre lo más frágil es, 
como puede verse, lo humano”
El entenado, Juan José Saer.


Nunca supe bien qué hacer en el campo
además de aburrirme. Morir un poco. Bostezar.
Hay una luz brillando a lo lejos.
Difusa y…
                          …
                          … acá necesitaría una palabra que suene bien
                          como estival
                          pero esa… quiere decir verano
                          y no.
                          Tantas cosas son justo al revés,
                          parecen otras; quedan bien donde no van
                          se evaporan...
y vuelvo al campo.


Llanura mediante, tutela el final del día la luz azul.
La tierra a los lados de la ruta es de color marrón y seca.
Si hubo vacas, ya no quedan.
El cielo es un velo lavanda que tapa
alguna otra cosa
hasta los pies.

No sé adivinar nada. Y qué hay debajo del cielo, tampoco lo sé.
Algunos árboles distraen mi concentración
que es tan dispersa… a veces.
Cuando se ubica (en cambio)
puede funcionar
marchar
ser
el disparo que raja el velo
o lo revienta en dos.
Tengo la paciencia de un francotirador.
Su puntualidad, su certidumbre, su desasosiego.

Y ahora estoy
concentradamente
meditando
a qué veníamos
andando por la ruta.

A decir qué cosa
para qué otros
que la recorran 
(cuando no sea la misma).
hasta donde el viento comience a deshacer lo que está hecho
como si no hubiera habido
nadie nunca nada


páramo



"Such is the way of the world
You can never know
Just where to put all your faith
And how will it grow",
eddie vedder, rise


A esta altura…
dos vinos mediante con mi amiga y un film
de lo más enroscado
concluyo
el problema de las apariencias:
son justamente éstas
la mala o buena impresión
que pueden causarnos
daño

lo que parece
imposible
me da más confianza
tal vez en mí
mi amiga se ríe.

Me moviliza
un lugar
para no ir de vacaciones
un páramo
donde no habría...
                  nada para creer
                  nada para hacer
                  nada para esperar
                  nada para ser.
salvo a uno mismo
¿de qué lo salvás?, pregunta.
Odio que beba de más.

Después
que algunas cosas se parecen
tanto a su imagen…
y el páramo puede ser un páramo
bueno…

Pero no hay engaño.
Y…  ¿hay
más
allá
del páramo 
y vos?, pregunta.
Quién sabe.

a|parece

Creé en vos. En tu fe, en tu destino
en que todas las cosas se ocultan
pero ocurren por fin

Ahí estás: sin tu permiso
Y capaz… no era tan necesario.

Dejá de partir, dejá de contar
los pasos que diste
hacia adelante
cuando estabas atrás
Dejate vencer
también por el miedo
y recién entonces, sí: escribí. Y luego matalo.

Buscate al perder
todo lo que supiste ser, lo aprendido
en el cielo limpio, la nieva que cae otra vez es distinta
en la sonrisa que se te escapa

Volvé a aquellos sueños que olvidaste
No los compliques más. No son así: más complicados
Abrazalos. Ya sabés…
si no… se escapan.
Desaparecen
Y es probable que veas en la noche una estrella
que no es tuya
y le pidas
por favor
que vuelvan.

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